Sagradas Ordenes

“Como expresión de la santidad de la Iglesia, se debe reconocer una excelencia objetiva a la vida consagrada, que refleja el mismo modo de vivir de Cristo. Precisamente por esto, ella es una manifestación particularmente rica de los bienes evangélicos y una realización más completa del fin de la Iglesia que es la santificación de la humanidad. La vida consagrada anuncia y, en cierto sentido, anticipa el tiempo futuro, cuando, alcanzada la plenitud del Reino de los cielos presente ya en germen y en el misterio, los hijos de la resurrección no tomarán mujer o marido, sino que serán como ángeles de Dios (cf. Mt. 22:30)”
Papa Juan Pablo II
Vita Consecrata, no. 32

In Persona Christi

En el servicio eclesial de ministro ordenado, es Cristo mismo quien está presente en su iglesia como la Cabeza de su Cuerpo, Pastor de su rebaño, sumo sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la verdad. Esto es lo que la iglesia indica al decir que un sacerdote, en virtud del sacramento de las Ordenes Sagradas, actúa en persona Christi Capitis.

  • Es el mismo sacerdote, Cristo Jesús, cuya sagrada persona es verdaderamente representada por el ministro. Ahora que el ministro, en razón de la consagración sacerdotal que ha recibido, es verdaderamente hecho como el sumo sacerdote y posee la autoridad para actuar en el poder y el lugar de la misma persona de Cristo.

  • Cristo es la fuente de todo sacerdocio, pues el sacerdote de la antigua ley era figura de Él, y el sacerdote de la nueva ley actúa en representación suya (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 22, a. 4). CIC 1548)
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    . . . “en nombre de toda la Iglesia”

    El sacerdocio ministerial no tiene solamente por tarea representar a Cristo –Cabeza de la Iglesia– ante la asamblea de los fieles, actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece el Sacrificio Eucarístico (CIC 1552).

    Los tres grados del sacramento de las Ordenes Sagradas

    Desde los orígenes, el ministerio ordenado fue conferido y ejercido en tres grados: el de los obispos, el de los presbíteros y el de los diáconos. Los ministerios conferidos por la ordenación son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: sin el obispo, los presbíteros y los diáconos no se puede hablar de Iglesia (CIC 1593).

    Diáconos

    Los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el ministerio de la palabra, del culto divino, del gobierno pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo la autoridad pastoral de su obispo. (CIC 1596).

    Los diáconos participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del Orden los marco con un sello («carácter») que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo "diácono", es decir, el servidor de todos. Corresponde a los diáconos, entre otras cosas, asistir al obispo y a los presbíteros en la celebración de los divinos misterios sobre todo de la Eucaristía y en la distribución de la misma, asistir a la celebración del matrimonio y bendecirlo, proclamar el Evangelio y predicar, presidir las exequias y entregarse a los diversos servicios de la caridad (CIC 1570).

    Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado "como un grado propio y permanente dentro de la jerarquía" mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. En efecto, es apropiado y útil que hombres que realizan en la Iglesia un ministerio verdaderamente diaconal, ya en la vida litúrgica y pastoral, ya en las obras sociales y caritativas, "sean fortalecidos por la imposición de las manos transmitida ya desde los Apóstoles y se unan más estrechamente al servicio del altar, para que cumplan con mayor eficacia su ministerio por la gracia sacramental del diaconado" (CIC 1571).

    Sacerdotes

    Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada. (CIC 1595)

    En virtud del sacramento del Orden, los presbíteros participan de la universalidad de la misión confiada por Cristo a los Apóstoles. El don espiritual que recibieron en la ordenación los prepara, no para una misión limitada y restringida, sino para una misión amplísima y universal de salvación "hasta los extremos del mundo", "dispuestos a predicar el evangelio por todas partes" (CIC 1565).

    “Su verdadera función sagrada la ejercen sobre todo en el culto eucarístico o sinaxis. En ella, actuando en la persona de Cristo y proclamando su misterio, unen la ofrenda de los fieles al sacrificio de su Cabeza; actualizan y aplican en el sacrificio de la misa, hasta la venida del Señor, el único Sacrificio de la Nueva Alianza: el de Cristo, que se ofrece al Padre de una vez para siempre como hostia inmaculada". De este sacrificio único, saca su fuerza todo su ministerio sacerdotal" (CIC 1566).

    Obispos

    El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden que lo incorpora al Colegio episcopal y hace de él la cabeza visible de la Iglesia particular que le es confiada. Los obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles y miembros del Colegio, participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de san Pedro (CIC 1594).

    "La consagración episcopal confiere, junto con la función de santificar, también las funciones de enseñar y gobernar... En efecto, por la imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y se queda marcado con el carácter sagrado. En consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre" (in Eius persona agant). "El Espíritu Santo que han recibido ha hecho de los obispos los verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (CIC 1558).

    Cada obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada, pero al mismo tiempo tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesias: "Aunque cada obispo es pastor sagrado sólo de la grey que le ha sido confiada, sin embargo, en cuanto legítimo sucesor de los Apóstoles por institución divina y por el mandato de la función apostólica, se hace corresponsable de toda la Iglesia, junto con los demás obispos" (CIC 1560).

    Información

    • TENGO UNA VOCACION AL SACERDOCIO O A LA VIDA RELIGIOSA? Si tú crees que Dios te está llamando a servirle y a su gente como un sacerdote, diácono o religioso, el párroco estará muy contento de ayudarte a discernir y encontrar una respuesta a tu inquietud.

    Referencias

    • CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA - 1536 "El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado."
      CIC 1536 por vatican.va
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      CODIGO DE DERECHO CANONICO 1008
      TITULO VI: ORDENES SAGRADAS
      "Mediante el sacramento del orden, por institución divina, algunos de entre los fieles quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando en la persona de Cristo Cabeza las funciones de enseñar, santificar y regir." CDC 1008 por vatican.va
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      ENCICLOPEDIA CATOLICA: ORDENES SAGRADAS "The Sacrament of 'Holy Orders' is the sacrament by which grace and spiritual power for the discharge of ecclesiastical offices are conferred."
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